sábado, 4 de marzo de 2023

LAS REINAS DE LA OFICINA.

 

Confesión; Ánonimo.


Trabajaba en una oficina a mis 23 años con un compañero y 3 compañeras, aparte de la supervisora.


Elsy la coordinadora, tendría unos 30 años, era divorciada, a veces parecía que eso le amargaba la vida porque siempre tenía un semblante serio. Era llamativo que con sus 1.63 le gustara tanto usar chaquetas anchas que ocultaban su figura, porque también vestía de tacones altos, blusas con profundo escote y faldas o falda pantalón muy cortita, que la chaqueta le cubría más las piernas. Y eso que si tenía caderas y busto, a veces me acercaba a consultarle algo solo para tener una mejor vista de su escote, cosa que nunca se mostró incomoda, pese a su expresión de pocos amigos.


Las compañeras andaban en una edad similar de 20 a 21 años, y estatura similar a excepción de una que era casi tan alta como yo, de 1.72. Una de las compañeras era parecida a Elsy, aunque de carácter más alegre, las otras dos con sus diferencias y atractivos. El otro compañero era un Cerebrito, solo miraba hacia su trabajo y todo lo que conversaba era sobre el trabajo.


Ya habían pasado varias semanas y algunas cosas por lo que ya tenía más confianza con la coordinadora y las compañeras, que en ocasiones eran demasiado fastidiosas, pero, un día en particular:


Estaba en mi estación de trabajo cuando Elsy me llamó para que me acercara a su estación a ver algo, estábamos todos en el mismo espacio, 4 estaciones alineados de par en par, con el escritorio de la supervisora viendo hacia nuestras espaldas. Me puse frente a ella, pero me indico que fuera a su lado y me ofreció un audífono para escuchar el audio de un video que iba a reproducir. De pronto se cortó el video, mire a Elsy y ella solo me miró con más intensidad, estaba por decirle algo, cuando me indicó que siguiera viendo en la pantalla, puso otro video...


Esta vez aparecía de fondo una habitación que por la decoración era obviamente de mujer, al rato apareció Elsy, vistiendo solo lencería negra, usaba una bata blanca que apenas tapaba las formas de sus pechos, se sentó al borde de la cama, cruzando la pierna sobre la otra y tomo unas cartulinas que tenía a la par y fue pasándolas frente a la pantalla con unos mensajes:


1. Mañana, a las 6 pm en el baño ejecutivo.


2. Lleva 2 pañoletas, apagas la luz y entras.


3. Te vas tras de mí y me amarras las manos


4. Habla con voz fingida, no digas nombres.


5. Quiero la fantasía de hacerlo a oscuras con un desconocido


6. Terminas, me dejas con la pañoleta sobre el rostro y anudada las manos, pero que pueda desatarme.





Tiró los rótulos y se levantó del asiento acercándose a la cámara lanzando un beso, su bata se abrió y miraba como sus pechos se proyectaban por la gravedad, quedo así unos instantes y luego se alejaba de la cámara, sin acomodarse la bata, se podían ver sus pezones duros asomarse por la lencería, dio un giro completo y vi sus nalgas redondas, luego se sonrió y acerco a la cámara antes de terminar el video. Se me estaba poniendo dura y la mire a la cara, ella solo se sonrió y me dijo que ya, que solo eso quería mostrarme y que volviera a lo mío.


-que quería que vieras?- me pregunto Daniela, la compañera que tenía a la par.


-nada, algo sobre colores publicitarios del momento- le dije, sin dejar de pensar en lo que vi.


El día siguiente era mi día libre, así que no tendría por qué estar en la oficina, bueno, al menos no debería verme nadie en la oficina. Eran las 5:40 cuando entre al edificio, el portero nada más me dejo entrar al mostrarle mi carnet, como siempre, solo verificaba por rutina.


Entre al baño en silencio, todo el piso estaba ya a oscuras a esa hora, me asome por un lado y ella estaba frente al espejo arreglándose el cabello, tenía la cara tan pegada al espejo que seguro no podía ver más allá de su propio reflejo, la mire de arriba abajo, tenía el típico chaleco ancho que tapaba su blusa, pensé en todas las veces que vi hacia su escote y miraba la curva de sus pechos esconderse en el sostén, el chaleco tapaba hasta sus caderas, debajo la falda bajaba hasta medio muslo con abertura por atrás, usaba unas medias oscuras y tacones altos; entonces entre en silencio y apague la luz rápidamente, no se dio cuenta, hasta que estaba detrás de ella y le tape la boca y le agarre de las manos, ella se asustó y trato de zafarse...


-quieta, o lo lamentaras- dije con la voz más ronca y distorsionada que pude.


Ella se congelo, entonces le llevé las manos a la espalda y las amarré con una pañoleta, luego puse una más tapándole los ojos.


-si gritas también lo lamentaras- Volví a amenazar y ella solo gemía quedamente.


Entonces empecé a manosearle las piernas y pegarle lo que ya era una erección contra sus nalgas, ella se dejó hacer, estaba paralizada, comencé a subirle la falda y deje al descubierto sus nalgas, le bese toda la línea de la entrepierna y mordí sus nalgas, fui acariciando entre las piernas y luego por su cintura, tocando su vientre cálido, me baje el pantalón y el bóxer y le frote directamente mi verga en su trasero, ella soltó un largo suspiro, hasta arqueo la espalda y templó las piernas, estaba entre el miedo y la excitación, metí una mano entre sus piernas, frotándole contra su sexo, se calentó bastante, subí su blusa y apreté un pecho con la otra mano, casi sacándolo de la copa del sostén. Cuando le puse la verga contra su concha ella gimió y se reclinó sobre el lavabo, ya estaba mojada cuando le baje la pantaleta y comencé a meter mano buscando su sexo, se lo frote y le di unos lengüetazos que la hicieron jadear con más fuerza, le mordí una nalga y le apreté un pezón y le dije que se callara, obedeció sin chistar e incluso creo que empezó a mojarse aún más, entonces le frote mi verga entre sus nalgas, tenía un culo respingón, ideal para la posición en que comencé a penetrarla, al principio estrecha, pero con tanta lubricación fue entrándole, ella gimió y arqueo más la espalda, la volví a recostar sobre el mueble del baño, le baje el chaleco a la altura de las manos y abrí su blusa, solté el broche de su sostén y atenace sus pechos con mis manos, mientras se empinaba en sus tacones cada vez que la embestía hasta casi levantarla del suelo.


Ahora quería disfrutar de sus pechos al tiempo de correrme, así que la hice girarse y me acomodé para levantarla y metérselo de frente, ahí me llevé una gran sorpresa, no era Elsy.


No tenía idea que había pasado, lo único seguro era que mi verga estaba bien parada y a punto de disparar y no me iba a quedar con las ganas. Me recorrió una descarga de calor cuando dispare el líquido caliente hacia su sexo, un chorro que exploto en su interior, que la hizo gemir y dar balbuceos que solo pude entender que estaba en pleno orgasmo, aun con mi sorpresa, el sexo no podía parar, mordí y saboree un pezón con fuerza, ella gemía y su cuerpo vibraba, seguía mojándose, su cuerpo despedía calor, seguí bombeando hasta quedarme seco y darme cuenta que hasta mi ropa se empapó con sus secreciones. Al terminar le temblaban las piernas y jadeaba. Me sentí seco y le temblaban las piernas, yo tome lo que pude de toallas de papel para limpiarme y le di una pasada con el papel húmedo entre las piernas, le di un chupón en los pechos antes de acomodarla sentada sobre un inodoro, ella en silencio solo se dejó sentar, no dijo nada cuando le puse el pene en la boca, solo empezó a lamerlo y luego lo engullo, ella terminó de limpiarlo… me aparte para subirme los pantalones, ella quedo con la boca abierta, jadeando por aire.


Cuando salí del baño, ella apenas intentaba soltarse las muñecas y aún tenía que ponerse de pie y acomodarse la ropa. Salí lo más rápido que pude y me fui del edificio. Estaba aún asombrado, no tenía idea de que había pasado, llame a Elsy, pero no me contesto. Pase muy angustiado ese fin de semana.


NUESTRO SEGUNDO TRIO.

  Confesion; Anónimo. Fue la pasada noche vieja (31 de diciembre) y esta vez ninguno de los dos teníamos nada pensado, nos reuníamos en mi c...