jueves, 12 de octubre de 2023

DENTRO DEL METRO LA ENCONTRÉ

 


Confesión; Anónimo.


Hace tiempo cuando tenía 23 años, me sucedió algo muy excitante en el metro, los que usan ese medio de transporte saben que se llena de sobremanera y que por ende los arrimones suelen darse.


En esa ocasión yo subí al vagón y quedé parado pegado a la puerta, frente a mi quedó una señora de unos 50 años aprox, todo iba normal hasta que de pronto sentí que se me pego mucho y mi mano rosaba su entrepierna, trate de moverme para no molestar o incomodarla.


Trate de acomodarme pero la señora se me pego nuevamente, entonces comencé a mover mi mano lentamente hacia su vagina y sentía como se movía ella, lentamente y también se frotaba con mi mano.


Tome más confianza y con mis dedos comencé a masajear su vulva y ella se movía más excitada, a medida que avanzaba el metro nos íbamos pegando más y más, al grado que metí mi mano en su mayon y bajo su ropa interior, sentí una vagina inchada y muy lubricada.


Comencé a meter mis dedos y empezó a mojarse más, ella rozaba mi pene con su mano que para ese momento está muy erecto, conforme la seguía masturbando más y más se mojaba.


Avanzamos alrededor de 5 estaciónes y ella bajo mi cierre del pantalón y metió su mano buscando mi verga, comenzó jugando mis testículos y después empezó a masturbarme, saco mi verga del pantalón y me masturbaba firmemente tomando mi verga inchada de placer.


Nos pegamos más y frotaba mi verga en su vulva, de pronto sentí como se mojo más y me apretaba la verga con su mano.


Me masturbaba con más agresividad y entonces eyacule sobre su mano, sentía como la leche salía a chorros y ella trataba de contenerla para no salpicar a alguien.


Cuando todo paso, nos vimos por un instante y sin decirnos nada, solo nos sonreímos en señal de agradecimiento y seguimos nuestro viaje.


La señora llego a la estación que iba y se bajó, nos vimos por última vez a través de la ventana y nos volvimos a sonreír.


Al llegar al final del recorrido del metro, voltee a ver en dónde había ocurrido lo que les narro y quedo la.mancha de semen en el suelo, varios pasajeros lo vieron, pero nadie dijo nada.


Después trate de volver a coincidir con esa señora, pero no la volví a ver, solo el recuerdo me queda de esa linda mañana que llegue con mis boxers embarrados de semen al trabajo.


Saludos y espero que les guste esta anécdota.


Tengo varias de este tipo en el transporte, las voy a ir narrando poco a poco.




NUESTRO SEGUNDO TRIO.

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