EN EL BAÑO DE UN HOTEL

Confesión; Ánonimo. Entramos al pequeño y poco luminoso baño, prendimos la ducha y aguardamos a que el agua esté a punto. Mientras tanto, aprovechamos para seguir besándonos. La dureza de su pija clavándoseme en el vientre era algo totalmente excitante. Moría de ganas de seguir comiéndola. Pero mientras tanto, opté por pajearlo. El vapor del agua comenzaba a subir, por lo que continuamos en lo que estábamos debajo del agua. El chorro no era del todo potente, pero ayudaba. Sus movimientos me hicieron notar que los besos y la paja no eran suficientes, por lo que decidí bajar. De rodillas bajo el agua, comencé a comerle la pija. Ya se había acabado eso en lo que él no podía moverse, por lo que comenzó a agarrarme con fuerza la cabeza para que su pija llegue al fondo de mi garganta. Y la verdad, tampoco es que tuviese que hacer tanto esfuerzo. Era enorme, ancha. Y eso, sumado al agua, hicieron que el aire me faltara varias veces, generándome varias arcadas. Pero me encantaba. Se la c...